¿Cuál es la causa del sufrimiento y cómo podemos sobreponernos al sufrimiento? Hay muchas explicaciones y muchas maneras de ver esto desde el punto de vista del entendimiento budista. Pero probablemente podemos decir que la causa principal del sufrimiento sea una relación poco sabia con nuestro Yo, con nuestro Yo más profundo. Algunas personas piensan que el Buda enseñó que no existía el Yo, pero realmente creo que el Buda no enseñó que no hubiera un Yo o que sí lo hubiera. Era una de esas preguntas que él pensaba eran inútiles, y en las que podríamos pasar mucho tiempo, y desperdiciar en ello momentos invaluables de nuestra práctica. [Ver el símil de la flecha, en el Malukyaputta Sutta] Creo que el Buda estaba únicamente preocupado de que viéramos que no es una cuestión acerca de lo que es el Yo, o si existe o no un Yo. Es más bien una pregunta de cómo nos relacionamos con nuestro Yo, de cómo nos paramos en relación con nuestro Yo.
Nuestro hábito profundamente arraigado, nuestra natural tendencia humana, es el de definirnos a nosotros mismos, casi antes de pensar cualquier pensamiento, de una manera estrecha y limitada; y después de eso defendernos, y apegarnos, y apartamos y escapar de cualquier cosa que parezca atacar este Yo que hemos construido. [...] Ponemos cosas, e ideas, y nociones entre nosotros y nuestra experiencia, y esto nos remueve, nos separa o nos estrecha a cada minuto. Por esta razón muchas cosas parecen amenazadoras, y muchas otras parecen difíciles, y sufrimos, y vemos un mundo en el cual otros sufren también. Ser verdaderamente íntimos con nuestra experiencia, cualquiera que ésta sea, esa es nuestra labor en la práctica del Zen.
Una vez un monje le preguntó al Maestro Tozan, "¿Qué es Buda?" El Maestro Tozan contestó, "Tres libras de lino". Al decir esto, el Maestro Tozan no estaba hablando de lino, no estaba hablando del Buda, estaba hablando acerca de la intimidad. Estaba hablando de estar presentes sin nada entre nosotros y nuestra experiencia. Si uno puede penetrar dentro de estas palabras del Maestro Tozan, sin proyectar ideas de iluminación o ideas acerca del Buda, sino solamente entrando completamente en las palabras, uno puede ver más allá del sufrimiento. Si sólo podemos estar con un solo sonido, una sola sensación del cuerpo, inclusive con un solo pensamiento, o una sola respiración, podemos estar en intimidad con nuestra experiencia y entender que aquello que interponemos en el centro mismo de nuestras vidas, lo cual nos distancia de nuestro Yo real y nos separa a unos de otros, es solamente algo añadido desde el exterior."
Nuestro hábito profundamente arraigado, nuestra natural tendencia humana, es el de definirnos a nosotros mismos, casi antes de pensar cualquier pensamiento, de una manera estrecha y limitada; y después de eso defendernos, y apegarnos, y apartamos y escapar de cualquier cosa que parezca atacar este Yo que hemos construido. [...] Ponemos cosas, e ideas, y nociones entre nosotros y nuestra experiencia, y esto nos remueve, nos separa o nos estrecha a cada minuto. Por esta razón muchas cosas parecen amenazadoras, y muchas otras parecen difíciles, y sufrimos, y vemos un mundo en el cual otros sufren también. Ser verdaderamente íntimos con nuestra experiencia, cualquiera que ésta sea, esa es nuestra labor en la práctica del Zen.
Una vez un monje le preguntó al Maestro Tozan, "¿Qué es Buda?" El Maestro Tozan contestó, "Tres libras de lino". Al decir esto, el Maestro Tozan no estaba hablando de lino, no estaba hablando del Buda, estaba hablando acerca de la intimidad. Estaba hablando de estar presentes sin nada entre nosotros y nuestra experiencia. Si uno puede penetrar dentro de estas palabras del Maestro Tozan, sin proyectar ideas de iluminación o ideas acerca del Buda, sino solamente entrando completamente en las palabras, uno puede ver más allá del sufrimiento. Si sólo podemos estar con un solo sonido, una sola sensación del cuerpo, inclusive con un solo pensamiento, o una sola respiración, podemos estar en intimidad con nuestra experiencia y entender que aquello que interponemos en el centro mismo de nuestras vidas, lo cual nos distancia de nuestro Yo real y nos separa a unos de otros, es solamente algo añadido desde el exterior."
Autor: Zoketsu Norman Fischer
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