viernes, 8 de julio de 2016

La vida es sueño.

Dejando por ahora a Unamuno, que llegó a la conclusión de que nuestra existencia no era otra cosa sino el sueño de Dios ("San Manuel Bueno, mártir"), nuestro Calderón de la Barca supo condensar poéticamente la filosofía budista de la vida como sueño o ilusión samsárica, en el soberbio soliloquio de Segismundo:

"Sueña el rico en su riqueza, 
que más cuidados le ofrece; 
sueña el pobre que padece 
su miseria y su pobreza; 
sueña el que a medrar empieza, 
sueña el que afana y pretende, 
sueña el que agravia y ofende, 
y en el mundo, en conclusión, 
todos sueñan lo que son, 
aunque ninguno lo entiende. 

 Yo sueño que estoy aquí 
destas prisiones cargado, 
y soñé que en otro estado 
más lisonjero me vi. 
¿Qué es la vida? Un frenesí. 
¿Qué es la vida? Una ilusión, 
una sombra, una ficción, 
y el mayor bien es pequeño: 
que toda la vida es sueño, 
y los sueños, sueños son."