miércoles, 5 de julio de 2017

Bardos

Cuando las personas hablan sobre el bardo usualmente piensan en el momento siguiente a la muerte. El término, sin embargo, va mucho más allá. Se refiere a cualquier "estado intermedio". Todos los seres experimentan, en su vida entera, tales estados intermedios hasta la iluminación, cuando la mente reconoce su clara luz atemporal. Justo ahora en esta lectura, por ejemplo, estamos en el bardo de estar despiertos - al menos eso espero -. Nos comunicamos con símbolos y palabras, y percibimos el mundo a través de nuestros sentidos. La noche corresponde al bardo del sueño, de la oscuridad y la falta de conciencia. Para aquellos afortunados que conocen la meditación de la clara luz bastante bien, la experiencia es similar a descansar en un océano de luz.

También hay períodos cuando las impresiones guardadas llegan de diferentes formas, como en los sueños. Este es llamado el bardo de los sueños, y probablemente incluye la mayoría de las condiciones inducidas por las drogas. Entonces nos despertamos nuevamente y reanudamos la consciencia despierta. Evidentemente, todo lo mencionado hasta aquí es condicionado y cambiante y no puede ser de beneficio definitivo para todos los seres. Si meditamos, sin embargo, surge un estado que es en esencia clara luz atemporal, una conciencia que no es dependiente de nada. Esta más allá del nacimiento y la muerte, sin ir o venir. Todas las prácticas del Camino del Diamante apuntan a hacer a la consciencia radiante siempre presente. Mientras están vivos, los seres, tanto humanos y animales, se mueven entre los tres bardos anteriores, estar despierto, durmiendo o soñando. Al morir, otros tres bardos aparecen.

Primero, viene el proceso de la muerte como tal. Ya sea una muerte rápida o lenta hay una transformación. Luego, sigue un período donde la mente continúa su fluir habitual de la vida previa. Después de reconocer que uno está realmente muerto, un proceso de reestructuración tiene lugar y, dependiendo del estado dominante, la mente entra en un nuevo reino dentro de los seis niveles de existencia. Siempre ha sido así. De la misma forma como el espacio no tiene comienzo, la mente tampoco tiene punto de partida. Tanto fuera como adentro ha estado constantemente jugando, expresándose y experimentando su riqueza de incontables formas. Estos seis bardos se han alternado siempre; los tres cotidianamente y los tres que siguen cuando los seres no liberados se mueven hacia su próxima vida.

                                                                                                                  Lama Ole Nydahl
                                                                                              Tomado de la web: Oshogulaab