lunes, 26 de julio de 2010

Atención consciente.

Tomado de "Niveles de Atención Consciente".
Centro Budista de la Ciudad de Mexico
Basado en el diálogo del Buda Anapana-sati,
según la interpretación de Sanghárakshita
en su obra "Visión y transformación"
[...]
"La desatención es un estado de falta de memoria, de distracción, de concentración pobre, de ausencia de individualidad verdadera. La atención consciente, por supuesto, tiene características opuestas. Es un estado de memoria, de no distracción, de concentración, de continuidad y constancia en los propósitos y de individualidad en el continuo desarrollo. Todas estas características están implicadas en el término "atención consciente". No es que estas características definan totalmente la "Atención Consciente Perfecta", pero sí la define lo suficiente para que podamos seguir adelante. Servirán para darnos una idea general de lo que son la atención o la atención consciente y la "Atención Perfecta".

Niveles de atención.
Tradicionalmente, estos niveles están clasificados de varias formas; pero en esta ocasión, podemos hablar de los niveles de atención consciente en cuatro apartados:
1. La atención consciente en las cosas.
2. La atención consciente en uno mismo.
3. La atención consciente en los demás.
4. La atención consciente en la Realidad.

Al considerar estos cuatro niveles de atención consciente podremos formamos una idea bastante completa de la verdadera naturaleza de la "Atención Perfecta".

La atención consciente en las cosas.
[...] La mayor parte del tiempo somos sólo vagamente conscientes de las cosas que nos rodean y no gozamos más que de una atención consciente a nivel general. No tenemos, en realidad, conciencia de nuestro entorno, de la naturaleza del cosmos... La razón de ello es que casi nunca nos detenemos realmente a mirar... La razón que normalmente damos para ello es que no tenemos tiempo. Esto hace que nos preguntemos para qué sirven esta vida y nuestra civilización moderna si no hay tiempo para mirar las cosas. El hecho de que no tenemos tiempo para simplemente mirar es algo que debemos recordarnos a nosotros mismo. [...] También existe la dificultad de que, incluso si tenemos tiempo y nos detenemos a mirar algo, tratando de estar atentos a ello, difícilmente vemos las cosas en sí. Lo que normalmente vemos, incluso cuando nos paramos a mirar, es la proyección de nuestra propia subjetividad. Miramos algo pero lo vemos a través del velo, la cortina, la niebla, la bruma de nuestra propia condición mental. [...] Con relación a esto hay una historia de cierto pintor que un día pidió a su maestro que le enseñara a pintar bambúes. El maestro no le dijo que tomara el pincel e hiciera trazos en la seda o en el papel, ni tan siquiera le habló de pinturas. Solamente le dijo: "Si quieres pintar bambúes, primero has de aprender a verlos." Así pues, se dice que el discípulo se fue a mirar bambúes. Miró los tallos y las hojas. Miró los bambúes en medio de la lluvia y a la luz de la luna... Pasó varios años así, simplemente mirando bambúes. Así fue como realmente tuvo conciencia de ellos, se volvió uno con los bambúes. Sólo entonces, según se dice, pudo pintarlos. Por supuesto podemos estar seguros de que lo que pintaba eran realmente bambúes. De hecho, podríamos decir que pasó a ser un asunto de un bambú pintando bambúes... Según el budismo, al menos según el budismo del Lejano Oriente -las tradiciones de China y Japón y, sobre todo, las tradiciones Ch'an y Zen-, ésta debería ser nuestra actitud hacia toda la naturaleza: debemos aprender a mirar, a ver, a ser conscientes, para de esta manera volvernos sumamente "receptivos". Como consecuencia de nuestra receptividad, nos unimos con todas las cosas, nos fusionamos con ellas.

2. La atención consciente en uno mismo.

Este nivel de atención consciente tiene muchos subniveles, de los cuales describiremos tres que son particularmente importantes.

a) La conciencia en el cuerpo y sus movimientos. En los sutras el Buda nos habla de estar atentos al caminar, cuando estamos sentados, de pie o acostados. Uno tiene conciencia de la posición de las manos y de los pies, de la forma de moverse y de gesticular. Según esta enseñanza, si se es consciente de todo esto, no se puede actuar de forma precipitada, confusa o caótica. Tenemos un maravilloso ejemplo de esto en la ceremonia japonesa del té.

b) La atención consciente en los sentimientos.
Ante todo se refiere a percatarnos de si estamos contentos, tristes o en un estado intermedio, nebuloso, gris o indiferente. Al aplicar la atención consciente a los sentimientos de nuestra vida emocional, se observará que el deseo egoísta, el odio o el miedo, tienden a disminuir, mientras que los estados emocionales diestros, los relacionados con el amor, la paz, la compasión, la alegría... tienden a refinarse

c) La atención consciente en los pensamientos.
Si de repente se nos preguntase: "¿En qué estás pensando ahora mismo?", la mayoría tendríamos que confesar que no lo sabemos. Simplemente permitimos que la mente se deje llevar por la corriente de los pensamientos... Tenemos que aprender a observar, momento a momento, para ver de dónde vienen los pensamientos y a dónde van. Si lo hacemos, observaremos que el flujo de pensamientos disminuye y que la cháchara mental que sigue y sigue sin parar, se detiene... La mente permanecerá en silencio y vacía pero a la vez llena. Este tipo de silencio o vacío de la mente es mucho más difícil de lograr o de experimentar que el mero silencio de la lengua. Sin embargo, es en este punto en el que, como resultado de la atención consciente, la mente se queda en silencio y los pensamientos se desvanecen, quedando solamente la atención consciente o conciencia pura y clara. Es entonces cuando empieza la verdadera meditación.
Se dice que estas tres clases de atención consciente en uno mismo -en el cuerpo y sus movimientos, en los sentimientos y emociones y en los pensamientos- deberían practicarse todo el tiempo, en todo lo que hacemos. En términos psicológicos, la atención consciente es el elemento transformador más poderoso que conocemos. Si aplicamos calor al agua, el agua se transforma en vapor. De la misma forma, si aplicamos la atención consciente a cualquier contenido psíquico, este contenido se purifica y se sublima de inmediato.

3. La atención consciente en las personas.
Si tenemos alguna conciencia de los demás, habitualmente los sentimos no como personas sino como cosas, como objetos que están "ahí fuera". En otras palabras, tenemos conciencia de ellos como cuerpos físicos que interfieren con los nuestros. Sin embargo, esta forma de tener conciencia de los demás no es suficiente. Debemos tener conciencia de ellos como personas. (En este caso la atención no es solo "mirar a los demás", sino "ponerse en su lugar", lo que se conoce como empatía).
[...] En la India hay una forma muy significativa de atención consciente en los demás llamada darshan. Este vocablo literalmente significa mirada, percepción o "visión" y es el término utilizado con respecto a la atención consciente en el maestro espiritual. Lo que normalmente sucede es que, el maestro simplemente se sienta y recibe a la gente... Miles de personas llegan allí y todo lo que hacen es sentarse y mirar al maestro. Toman este darshan. En otras palabras, hacen todo lo que pueden para tener conciencia de él.

4. La atención consciente en la Realidad.

No significa "pensar acerca de la Realidad", ni tan siquiera "pensar en estar atentos a la Realidad". La mejor forma de describirla es diciendo que la atención consciente en la Realidad es una clase directa y no discursiva de contemplación. Por supuesto, esto adopta muchas formas y ahora sólo mencionaré una o dos:

a) Una de las formas más conocidas y practicadas es la meditación de la contemplación de los 4 elementos. En esta practica se observa el universo y el cuerpo propio en términos de cuatro experiencias: solidez-dureza (tierra), liquidez o suavidad (agua), calor y color (fuego), ligereza y espacio (aire)

b) Otra práctica que nos lleva a contemplar la realidad es la contemplación de la impermanencia del entorno, de las cosas alrededor de nosotros y de nuestro cuerpo.

La atención consciente en la Realidad es el nivel más difícil de mantener; más difícil que la atención consciente en las cosas, en uno mismo o en los demás. Por ello, existen varios métodos con el propósito de ayudar a mantener un recuerdo o atención consciente continua de la Realidad, de la Esencia, de lo Trascendental. Uno de esllos es el sonido sacro (mantra). La repetición de esta sílaba, una vez recibida la iniciación correspondiente, no solamente nos pone en contacto con aquello que representa, sino que además mantiene este contacto mientras estamos en medio de todos los cambios, los altibajos, las angustias y las tragedias de la vida cotidiana.

Conclusión.
Éstos son los cuatro niveles principales de atención consciente. Cada uno de ellos tiene su propio efecto particular en la persona que lo práctica. A través de la atención consciente en las cosas nos liberamos del velo de la subjetividad. La atención consciente en uno mismo purifica nuestra energía psicológica. La atención consciente en los demás nos estimula. Finalmente, la atención consciente en la Realidad nos transmuta, nos transfigura y nos transforma.

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