(Enseñanza tomada de una alocución
del Venerable Bhikkhu Nandisena,
disponible en audio en la página de
Asociación Española de Budismo Theravada)
del Venerable Bhikkhu Nandisena,
disponible en audio en la página de
Asociación Española de Budismo Theravada)
Hay un discurso en el Tipitaka llamado "discurso menor de Màlukya", más conocido como "Sutta del símil de la flecha", en el que vemos a este monje preguntándose por asuntos del tipo "El mundo es eterno o el mundo no es eterno’; ‘el alma (jìva) es la misma que el cuerpo’ o ‘el alma es una cosa y el cuerpo es otra’; ‘el ser existe después de la muerte’ o ‘el ser no existe después de la muerte’... y decide acudir al Sublime a preguntarle, porque el Sublime no le ha enseñado esto todavía. Así que acude y le pregunta. Y el Sublime le regaña y le cuenta el símil de la flecha. Un hombre es herido por una flecha envenenada y los amigos y familiares piden que venga un médico. Pero el enfermo se empeña en saber antes quién lanzo la flecha, de qué material está hecha la cuerda y de qué madera es el arco... Y concluye el Tathagata: Màlukyaputta, este hombre moriría sin conocer estas cosas. De la misma manera, Màlukyaputta, si una persona dijera: ‘No seguiré la vida noble con el Sublime hasta que el Sublime me declare ‘el mundo es eterno’ o ‘el mundo no es eterno’ ... o ‘el ser ni existe ni no existe después de la muerte’. Ese hombre moriría y eso continuaría, Màlukyaputta, sin ser declarado por el Tathàtaga.
Queda clara la enseñanza: responder o buscar esas respuestas no conduce al recto entendimiento. El Buda ha declarado sólo las Cuatro Nobles Verdades y, dentro de la cuarta, el Noble Óctuple Sendero. Y el primero de estos ocho caminos es el Recto Entendimiento porque el Buda entiende que sin él no tienen sentido todos los demás. De nada serviría el pensamiento correcto, ni los principios éticos, ni el entrenamiento de la mente, si no tenemos una concepción correcta de toda la enseñanza del Buda. Y esta concepción correcta o Recto Entendimiento no tiene que ver con preguntas filosóficas sino con un principio bien simple: que los seres son propietarios de sus acciones. Nosotros tenemos el dominio sobre nuestras acciones y nadie más que nosotros puede causar daño o no causar daño a los demás. Pensar otra cosa es incorrecto entendimiento. Pensar que no podemos tener control sobre las acciones que causan el sufrimiento es incorrecto. (Para el hombre occidental sería parecido a la negación del libre albedrío). De la misma manera que tenemos bienes materiales, como dinero, casa, títulos,... tenemos también otras "propiedades" que son nuestras acciones. Y estas son las reales, las auténticas, porque las otras desaparecen cuando morimos, no podemos llevárnoslas con nosotros, pero las acciones sí continúan con nosotros, porque producen unos resultados, tienen unos efectos que constituyen nuestro karma. El karma es esta ley de "causa-efecto" que tienen nuestras acciones. Así que podemos decir que los seres no solo son propietarios de sus acciones, sino también herederos de sus acciones...O dicho de otra manera, las acciones son sus progenitoras, porque le darán la nueva vida en las sucesivas reconexiones. Incluso son su "familia" y su "refugio".
Así que el entendimiento correcto, la concepción correcta, la auténtica sabiduría, reside en entender la importancia y trascendencia de nuestras acciones. Sólo después podremos superar los otros caminos, los de la ética y el desarrollo meditativo (samaddhi) para corroborar en nosotros las enseñanzas del Buda, que la impermanencia, la insustancialidad, el apego y la ira, las falsas apariencias de la realidad y la ignorancia, son el origen del sufrimiento.
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