domingo, 25 de julio de 2010

Tercer precepto.

Tomado de
"Tercer precepto. Desde la avidez hasta el profundo contento"

Centro de Budismo de la ciudad de México.

Forma positiva del tercer precepto: Con tranquilidad, sencillez y contento purifico mi cuerpo.
Expresión negativamente: Me comprometo con el Principio del entrenamiento en abstenerme de una conducta sexual inadecuada.

[...]
"El sexo solo es una forma de avidez.
En la forma negativa tradicional del Precepto, el sexo es señalado como probablemente el más poderoso tipo de deseo humano y, por lo tanto, como el más grande obstáculo para la satisfacción. Pero de lo que en realidad estamos siendo advertidos es de no permitir que ningún deseo se vuelva un tipo de avidez de características neuróticas que puedan hacer que nuestra mente esté como en una especie de remolino- y el sexo aquí puede representar a todos nuestros deseos -. La idea de una “conducta sexual inadecuada” no implica ninguna actitud moralista hacia formas particulares de actividad sexual tales como sexo fuera del matrimonio, homosexualidad o masturbación. El “comportamiento tope” al que el Precepto se refiere y del que nos advierte, es en contra de una actividad sexual que genere sufrimiento a los demás o a nosotros mismos."
[...]
"La avidez.
La práctica de este Precepto involucra un ejercicio de cierto control sobre nuestros deseos y apetitos, de tal modo que podamos experimentar “la tranquilidad o quietud, la sencillez y el contento”. El budismo ve en la “avidez” a un enemigo del contento, pero no ve en todos los deseos algo “malo” per se. Muchos deseos son naturales y necesarios e incluso saludables. [...] Nos es debido distinguir entre un deseo saludable y necesario para la vida, de aquellos deseos compulsivos que nos mantienen limitados a un ciclo interminable de insatisfacción. El deseo de este tipo podría ser definido como un deseo que no puede satisfacer la necesidad que estamos intentando aquietar. Por ejemplo, si comemos de más no estamos ingiriendo alimentos por una necesidad. Tal vez buscamos tranquilizarnos ("distraer nuestra insatifacción") por medio de la comida pues carecemos de autoestima o de afecto. Pero la comida no puede llenar estas carencias - de hecho, el comer de más nos dificultará obtener lo que necesitamos realmente -. "
[...]
"Los peligros de la distracción.
Las maneras en que nos distraemos de nuestros sentimientos de insatisfacción pueden no ser “malos” en sí, pero a menos que los mantengamos en su lugar correspondiente pueden tener, por lo menos, tres consecuencias negativas:
1. Podemos obstaculizar el atender lo que realmente puede satisfacernos, de tal modo que desperdiciaríamos nuestras vidas por estar constantemente buscando nuestra satisfacción en el lugar equivocado.
2. Estas maneras de distraernos pueden volverse adictivas. Cuanto más comamos innecesariamente, bebamos, fumemos, tomemos drogas, adquiramos propiedades, compremos, consumamos, nos masturbemos, permitamos fantasías románticas o lo que más creamos que así nos conviene, más difícil será desligarnos de nuestros hábitos y buscar satisfacción de otros modos más efectivos.
3. Nuestras distracciones adictivas frecuentemente darán lugar a estados mentales negativos de tal manera que en vez de ayudarnos a ser felices, sólo nos separarán todavía más de las partes que nos constituyen y que nos brindarían una satisfacción real. Por ejemplo, cuando nuestros deseos no son recompensados podríamos sentirnos frustrados o enojados contra la gente que nos separa de lo que queremos. De hecho, nuestro intento por lograr la felicidad por medio del consumo, las pertenencias o a través de experiencias en el mundo exterior pueden servir de anfitriones a estados mentales negativos, incluyendo la deshonestidad, resentimientos, envidia y ser causantes de una gran ansiedad.
[...]
"Sexo.
En su forma tradicional negativa este Precepto se concentra particularmente en el sexo en tanto representa ser un anhelo muy poderoso para muchas personas. El budismo no ve en el sexo en sí algo “malo” pero el sexo puede servir como un punto focal del deseo desmedido. [...] El Principio que nos es necesario aplicar aquí obviamente será el de de no lastimar a otros seres o a nosotros mismos a través de nuestro comportamiento sexual. Nuestros deseos sexuales tienden a lastimar a los demás si no los tomamos en cuenta al buscar nuestro propio placer.
[...]
"No dañarnos a nosotros mismos.
Nuestros deseos sexuales nos lastiman si permitimos que se vuelvan un anhelo neurótico o si se presentan de un modo tan demandante que nos evitan experimentar la paz mental. Debemos manejar nuestro impulso sexual de tal modo que no domine nuestra experiencia o nuestra agenda vital... Esto implica “cuidar las puertas de la percepción”, es decir, controlar la manera en que usamos nuestros sentidos para reducir la cantidad de estimulación sexual que recibimos. Tenemos entonces la elección acerca de dónde colocar nuestra atención y si constantemente escogemos enfocarnos en lo que encontramos sexualmente estimulante, encontraremos muy difícil realizar la paz mental. El cuidar las puertas de la percepción también implica el observar la manera en que utilizamos nuestra mente, de tal modo que no usemos fantasías sexuales como un distractor que nos aleje de nuestras propias experiencias.
[...]
"Cultivando la simplicidad.
Si queremos paz mental- lo que el Precepto llama sencillez y contento- entonces necesitamos ver la simplicidad como una cualidad positiva, y cultivarla. Tal vez necesitemos tomar algunas decisiones que tiene que ver con nuestras prioridades y simplificar nuestras vidas de manera consecuente. Tal vez necesitemos notar que el tener menos posesiones – y gastando menos tiempo ganando dinero para obtenerlas-, puede hacer de nuestra vida algo más enriquecedor y no algo que nos empobrece. Tal vez tengamos que superar el condicionamiento que nos dice que la simplicidad es igual a pobreza, y entonces apreciar la belleza y el deseo de la simplicidad. La simplicidad en la vida, al igual que la simplicidad en el arte, es un aspecto de refinado buen gusto, ya que se libra del adorno innecesario y permite una apertura al sentido del espacio, la luz y la libertad. [...] Alcanzarla implica el desatarnos de una sociedad de consumo- idea que podría no sonar tan atractiva y que requiere cierta determinación y fuerza de carácter, ya que usualmente va en contra de los valores de la sociedad de hoy en día.

Preguntas para reflexionar y discutir.

1.- ¿Estas de acuerdo en que muchos de los deseos que impulsan la actividad humana son un tanto obsesivos? Si así opinas, da algunos ejemplos.
2.- “La felicidad no proviene tanto de obtener lo que queramos sino de poseer menos”, ¿estas de acuerdo con esta sentencia? Si así opinas ¿qué habrías de decir a propósito del acercamiento a la felicidad que ofrece la sociedad de consumo?
3.- ¿Cuáles son algunos de tus aspectos avidez y posibles adicciones? (todos las tenemos).
4.- ¿Qué tan tan a menudo piensas en el sexo? ¿Hasta qué nivel tiendes a buscar impresiones visuales que incrementen tu deseo sexual? O, dicho de otro modo, ¿qué tanto guardas las puertas de la percepción para limitar tu deseo sexual?
5.- ¿Ves en la sencillez- en el sentido de mantener lo que nos pertenece y que consume lo necesario para una vida sana- como una cualidad positiva o negativa? ¿Qué dimensión tienes acerca de realizar la sencillez en tu vida?
6.- ¿ Crees que tenga todo este tema que ver con tener una vida muy ocupada o una que no es lo suficientemente ocupada? De cualquier modo, ¿qué podríamos hacer al respecto?

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