martes, 13 de julio de 2010

Mantras. El poder sanador de los sonidos.

En el génesis de todo está el sonido.
1. En nuestra tradición judeo-cristiana Dios decide poner orden en el caos y lo hace con el sonido de su Palabra, con su voz: " Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz." (Génesis, I, 3). Más tarde, san Juan insiste en que " En el principio era el Verbo..." (Jn. 1:1-3). También en los Vedas lo primigenio es la palabra oral, no solo porque todo el conocimiento védico fue de transmisión oral inicialmente, sino porque la magia de la oralidad está presente en este libro milenario en forma de mantras o dharanis. Cantar, pronunciar esos sonidos, independientemente de su significado - si es que lo tienen, pues ya no es "palabra" lo que importa, sino "sonido" - procura el bienestar sanador para el hombre, o la protección. Ya en 1954 Mircea Elíade explicó estos "sonidos místicos" en su libro "Inmortalidad y libertad" (pág 207 y siguientes). Y Anodea Judith, a propósito de una de las divinidades de los Vedas, Sarasvati, dice de manera muy poética: "De su unión [con Brahma] salió el sonido y se propagó por todo el vacío y lo llenó. Y el sonido se hizo uno, y el sonido se hizo muchos, y el sonido se hizo la rueda que gira y hace girar los mundos en la danza de la vida... Está en tu aliento, está en tu corazón, está en el viento... Está en tu propia mente, en el ritmo de todos y cada uno de tus pensamientos. De un solo sonido han emergido todos... pero todo retornará a uno solo. Y este sonido es AOM... Aaaaaaaaa-ooooooooo-mmmmmmmmmmmmm" (A propósito del visudha, en Nueva guía de los chakras).
2. A veces el sonido no es el de la palabra, sino el de la música. Filósofos como Pitágoras (científico, matemático y místico...) elaboraron refinadas teorías para explicar el funcionamiento armónico del Universo y lo hicieron en base a "la música de las esferas" y a la proporción de sus tonalidades) ¿Tal vez a Pitágoras le faltó caer en la cuenta de que "como es arriba es abajo", es decir, que el sonido que rige la armonía de los astros es el mismo que rige nuestro propio cuerpo, mente y espíritu? Pero no vamos a recriminarle que no fuera capaz de explicar la estructura atómica de la materia con sus neutrones y protones y sus electrones girando alrededor y emitiendo ondas con cadencia y compás según el tipo de materia... Ni adelantarse a la concepción holística de la New Age...
3. Efectivamente, la última tendencia de la medicina, la llamada cuántica, nos explica - ¡ya han tardado! - que el Universo está compuesto por una masa de partículas sub-atómicas llamadas cuantos, que, ya en forma de ondas, ya en forma de radiaciones electromagnéticas están en movimiento continuo y son los responsables de los procesos de creación y desintegración de la materia. El Dr. Mitchell Gaynor (oncólogo norteamericano) dice en su libro "Sonidos que Curan", que el sonido influye en el proceso de curación alterando las funciones celulares mediante efectos energéticos, de tal manera, que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis, calmando la mente y con ello relajando el cuerpo físico. A la vez altera las emociones que influyen en los neurotransmisores y neuropéptidos, que ayudan a regular el sistema inmunitario. “Por lo tanto la música, el sonido organizado, tiene potentes efectos emocionales que estimulan recuerdos, asociaciones y estados psicológicos altamente desarrollados con un claro impacto en nuestros sistemas de curación” (Citado por Samuel Soriano en su tesis "Budismo y vibración") . O sea, que tenían razón los sacerdotes-médicos egipcios cuando hace más de 2.000 años hablaban de la energía "Heka", y los chinos cuando explicaban los meridianos del cuerpo, y los yoguis hindúes cuando hablaban de los chakras o ruedas de energía sutil. Pero ha tenido que venir Estein y la medicina cuántica para que empezáramos a dar crédito a esta herencia milenaria ... Somos así. En cualquier caso, bien está si definitivamente nos ayuda a entender lo que habíamos olvidado: el poder sanador de la voz, de los cantos armónicos.


"Por medio de la intención encauzada y empleando el máximo de resonadores posible dentro del cuerpo y el cráneo, es posible amplificar los armónicos (los tonos parciales que componen la voz) o sobretonos del tono fundamental que se está cantando. Esos armónicos se perciben como tonos por encima del bordón bajo (nota fundamental de la voz) en forma de tonos nítidos similares al sonido de una flauta o al tintineo de las campanas. El “canto de la voz grave” de los monjes del Tíbet y los mongoles, que pocos occidentales dominan, crea un bordón fundamental secundario, ya sea en la faringe o en las falsas cuerdas vocales, que permite la amplificación de un segundo armónico, configurando un total de cuatro sonidos simultáneos. Al emitirlos se configura una onda muy poderosa que actúa en diversos niveles. Los tonos fundamentales o bajos de la voz actúan principalmente sobre el cuerpo físico, mientras que los armónicos, que podríamos denominar el arco iris de la voz, actúan sobre los cuerpos sutiles. Estos sobretonos, como si de rayos láser se tratara, disuelven y dispersan las cristalizaciones de energía potencialmente dañinas del aura, evitando así que alcancen el cuerpo físico.
También los instrumentos acústicos como el didjeridu, los cuencos tibetanos, gongs, campanas, ... operarán del mismo modo que lo hace la voz, pues todos ellos poseen armónicos audibles. Sin embargo, la voz es mucho más poderosa pues transmite la intencionalidad de un modo más directo de lo que se consigue a través de cualquier instrumento. Los instrumentos e ingenios electrónicos no poseen todo el registro de armónicos y, en consecuencia, tienen un potencial terapéutico muy limitado. " (Tomado de TodoTerapias)

En esto consiste el "misterioso" y auténtico poder sanador de los mantras. No en vano Mantra significa "liberación de la mente"... y tiene un carácter protagonista en el libro por antonomasia del budismo tibetano, el "Bardo-Thodol", donde se habla de "La Gran Liberación por la Audición".


(Más información en este lugar
y en este blog)

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