Deshimaru.- [...] Descartes dijo: «Pienso, luego existo». Yo digo: «No pienso, luego existo». Si se hacen categorías, si se piensa demasiado, nuestra propia conciencia queda encerrada en los límites de nuestro pensamiento. Nuestra conciencia es profunda como el cosmos, está en relación con él. Si no se piensa, la conciencia se vuelve eterna, cósmica. Esto es muy importante. Durante el zazen, si se piensa, no se puede alcanzar la conciencia cósmica, porque uno mismo se limita, y así no se puede alcanzar lo ilimitado."
Discípulo.- Pero, se piense o no se piense, se existe. Para mí ambas actitudes son importantes. ¿Cuál es la principal para usted?
Deshimaru.- Si no se piensa se existe eternamente, porque en ese momento la conciencia es ilimitada, eterna, continúa hasta Dios, hasta Buda, hasta el cosmos, hasta la verdad. Si no hay ego, no hay dualidad. Si hay un «yo» y un «los demás», hay dualidad. Si no hay «yo», tampoco hay «los demás». Esto es el no-pensamiento. No debéis limitar vuestros pensamientos con palabras, con frases. Si hacéis categorías personales, las palabras no concuerdan con la verdad. Los europeos crean siempre categorías con el vocabulario y a veces se encuentran en un callejón sin salida. Cuando pregunto "¿Qué es esto?», la última respuesta es «Esto es esto». «¿Qué es esto?» «Un kyosaku.» Pero también se puede responder: «Es madera», es igualmente verdadero. «¿Qué es esto?» «Encina»; esta respuesta no es errónea. Las discusiones son siempre así en el Zen. Una persona dice: «La llama de la vela se mueve». Otra responde: «No es la llama, es el viento». Otra más inteligente añade: «No es la llama ni el viento, es vuestro espíritu». Debéis comprender por qué los demás no sois vosotros. Si no experimento, no puedo explicar. Yo no soy los demás. Soy quien soy. Yo soy yo. No hay necesidad de seguir a los demás.
Hay muchas maneras de decirlo: «Yo soy yo». «No debo seguir a los demás. Debo decidir por mí
mismo. Los demás no soy yo.» Esto es verdad, pero por otra parte mi espíritu y vuestro espíritu tienen la misma sustancia. Soy parecido al cielo y a la tierra. Si lo abandonamos todo, podemos convertirnos en los demás. Esto es el abandono del ego. No cometáis errores. Este es el koan de los champiñones del Maestro Dogen.
[...]
Deshimaru, Taisen.
"Preguntas a un maestro zen"