Blake ya dijo que “el cuerpo es la parte del alma que se percibe con lo sentidos”.
El cuerpo físico es el más denso, la parte más densa de nuestra alma. Tenemos y somos también otros cuerpos más sutiles, el emocional, el mental, el espiritual. El trabajo sobre el cuerpo físico-energético, su desbloqueo y liberación, se trasmite vibratoriamente a los otros cuerpos ayudándolos a armonizarse... No hay nada en el cuerpo ni en el universo que no sea energía, amor e inteligencia. Si aceptamos que somos una unidad, cuando movemos lo físico, se mueve lo emocional y lo mental, y todo es, al mismo tiempo expresión de lo divino... Cuando el cuerpo se mueve, se activa la energía. El cuerpo se despierta con el movimiento, y ese despertar trae consigo una cantidad de nuevas experiencias, que son mensajeras de una vida más profunda de nuestra psiquis y materia, que nos conecta con una integridad y plenitud comparable a lo que sentimos extendidos al sol en la arena después de haber nadado en el mar. La felicidad de estar vivos, simple y natural. Cuando se activa el goce de estar vivos, todo fluye más y mejor... Con el movimiento también se activan sentimientos, pasiones, dolores y vivencias muy profundas sepultadas dentro y retenidas en nuestras células que se van liberando, dando lugar a una “purificación” del nivel energético, emocional y mental, que nos deja libres para sentir y pensar de una nueva manera.
Tomado de Cuerpo y alma despiertan juntos
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