
Lo cierto es que pueden ser un buen método para bloquear el razonamiento discursivo y la capacidad especulativa de la mente, muy propia de nuestro mundo occidenteal, tan aristotélico y kantiano. Desbloquedos de esa pesada tradición cultural y filosófica, podemos ir más allá y abrirnos al poder de la intuición; pero está claro que los koans tienen sus peligros para "mentes" que se apegan a los contenidos y a la lógica, que no saben ir más allá de las formas y las apariencias, que no pueden comprender el profundo sentido provocador del Zen.