jueves, 10 de noviembre de 2011

Personalidad y Naturaleza.

"Diré lo mismo que otras veces a quienes están interesados en comprender: que, ya que no confías, lector, en tu personalidad, (persona era la máscara del teatro griego), ¿qué tal dar un voto de confianza a tu naturaleza, a los insectos, peces, pájaros, árboles, leones y elefantes, caballos y perros que llevas acumulados en tus genes en cada célula de tu cuerpo?

Personalidad, Ego, es condición, adquisición, biografía reciente que tiene la edad de tu DNI, pero tu naturaleza tiene la sabiduría de millones de años de experiencia superviviente. Equilibrar ambas es un arte, una ciencia, una filosofía... del vivir. No tenemos “derecho” a envidiar a otro, a no ser “felices” cuando tenemos el cuerpo completo, con sus sentidos, órganos, brazos y piernas para contactar con la realidad. Sólo nos queda aprender y abandonar los alargados sueños de la infancia, los cuentos de hadas que son las ilusiones y las creencias de que todo ha de adaptarse a nuestros caprichosos deseos como por milagro. Así están las cosas porque todo el mundo espera que los demás se adapten, las circunstancias se adapten, el clima se adapte, como si fuéramos los pequeños dioses-hombres, principitos malcriados. Llegar a humano es un largo y esforzado proceso que todos merecemos si lo trabajamos. El símbolo de mi Escuela de Zen, nuestro Dojo, es un abanico abierto. Entre otras significaciones tiene la que un viejo maestro dio a su aprendiz: “El aire está por todas partes pero si tú no lo mueves, no te refrescará”.

Jesús Ubalde (Soko Daido). "Introducción al budismo zen japonés. El robot humano"
Edición propia. Colección Daidojí.