La actitud de la mente durante zazen es la actitud de la no-identificación.
Durante nuestra práctica de zazen numerosos pensamientos y emociones aparecen, pero hay que observarlos y dejarlos pasar sin agarrarse a ellos, sin perseguirlos, continuando su flujo incesante. Tampoco hay que rechazarlos ni intentar ocultarlos.
En nuestra práctica no hay nada que perseguir ni nada que rechazar. Si obramos así, tanto pensamientos como emociones acaban siendo como nubes en el cielo que pasan, y la conciencia que está más allá del pensamiento y del no pensamiento aparece.
La no-identificación con los propios pensamientos nos permite volver a la condición original, a la realidad de nuestra vida en unión con todo el universo, a la no dualidad.
Al estar en armonía con la verdadera naturaleza de nuestra existencia aparece una gran libertad interior.
Durante nuestra práctica de zazen numerosos pensamientos y emociones aparecen, pero hay que observarlos y dejarlos pasar sin agarrarse a ellos, sin perseguirlos, continuando su flujo incesante. Tampoco hay que rechazarlos ni intentar ocultarlos.
En nuestra práctica no hay nada que perseguir ni nada que rechazar. Si obramos así, tanto pensamientos como emociones acaban siendo como nubes en el cielo que pasan, y la conciencia que está más allá del pensamiento y del no pensamiento aparece.
La no-identificación con los propios pensamientos nos permite volver a la condición original, a la realidad de nuestra vida en unión con todo el universo, a la no dualidad.
Al estar en armonía con la verdadera naturaleza de nuestra existencia aparece una gran libertad interior.
Tomado de
Centre Zen Barcelona
Centre Zen Barcelona