En nuestra vida cotidiana, podemos contemplar la impermanencia para reducir nuestro apego a través de entrenarnos a considerar la impermanencia en cada situación. Pase lo que pase, no nos sentimos heridos ni consideramos las cosas sensacionales. No importa el problema que se presente, contemplar la impermanencia va a ayudarnos. De lo contrario, cuando aparecen obstáculos repentinamente te vas a ver conmocionado. El problema en sí puede que no cambie, pero entender la impermanencia va a suavizar tu reacción hacia el mismo.
Cuando nos sentimos arrepentidos y culpables deberíamos darnos cuenta que no tiene sentido puesto que el pasado ya se ha ido. Por mucho que reflexionemos sobre ello no podemos cambiarlo. Por lo tanto, deberíamos simplemente dejar que pase y olvidarnos de ello."