"... la insistencia con que el Hinduismo y el Budismo hablan del carácter no permanente del mundo no tiene la significación pesimista y nihilista que los críticos occidentales normalmente le atribuyen. La transitoriedad es deprimente sólo para el espíritu que se empeña en aferrarse a ella. Pero para la mente que deja que las cosas sigan su curso y que se mueve con el flujo del cambio —que en la metáfora del Budismo zen se convierte en algo similar a una pelota en un arroyo de montaña—, el sentido de lo transitorio y de lo vacío se vuelve una especie de éxtasis. Por esta razón tanto en Oriente como en Occidente la impermanencia es a menudo tema de la poesía más profunda y conmovedora."
El camino del Zen.
Allan W.Watts