"Antes de la iluminación, la naturaleza verdadera del individuo está ensombrecida por la ignorancia básica de la que surge la mente conceptual. Atrapada en la visión dual, la mente conceptual fragmenta la unidad indivisible de la experiencia en unidades conceptuales y se relaciona con estas proyecciones mentales como si existieran por sí mismas como seres y cosas diferentes. El dualismo primario divide la experiencia en el yo y lo otro, y debido a que nos identificamos sólo con un aspecto de la experiencia -el yo-, se desarrollan las preferencias. Esto trae como resultado el surgimiento de la aversión y del deseo, los cuales se vuelven la base de las acciones físicas y mentales. Estas acciones (karmas) dejan huellas en la mente individual, que se convierten en tendencias de condicionamiento, que generan más codicia y aversión, las cuales, a su vez, engendran nuevas huellas kármicas, y así sucesivamente. Eso es lo que constituye el ciclo del karma que se perpetúa constantemente a sí mismo.
Durante el sueño, la mente se aleja del mundo sensorial. Las huellas kármicas estimuladas por las causas secundarias, necesarias .para su manifestación, tienen una fuerza o energía llamada prana kármico. Como el caballo y el jinete en la analogía, la mente 'cabalga' en el prana kármico hasta el centro energético del cuerpo relacionado con la huella kármica activada. Ello significa que la conciencia se concentra en un chakra en particular.
En este juego de mente, energía y significado, la conciencia ilumina y es afectada a su vez por las huellas kármicas y" las cualidades del reino asociado. El prana kármico es la energía del sueño, la fuerza vital, mientras que la mente se mueve con la manifestación específica de las huellas kármicas, incluyendo color, luz, emoción e imágenes, para formar una historia significativa que es el sueño. Este es el proceso que genera un sueño samsárico."
"El yoga de los sueños. Manual práctico para realizarlos mientras dormimos"
Ed. Pax México. México, 2004
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