"En mi opinión, nos inventamos los estados de ánimo en una gran medida. Somos responsables de nuestro estar bien o estar mal. Esas prolongaciones artificiales de las emociones pueden controlarse y hasta abortarse gracias a la meditación, cuyo propósito real, tal y como yo lo entiendo, es enseñar a vivir la vida real, no la ficticia.
¿Las emociones? No son más que la combinación de
determinadas sensaciones corporales con determinados pensamientos. ¿El estado
anímico? Una emoción más o menos prolongada. Las emociones y estados anímicos
tienen su propio funcionamiento, pero, si nos lo proponemos, nosotros somos
infinitamente más poderosos que ellos. Podemos no secundar una emoción; podemos
hacer frente a un estado de ánimo. Podemos crear el estado de ánimo que
deseemos. Podemos escoger qué papel representar en la función o, incluso, no representar
ninguno y asistir a ella cual espectadores."
Biografía del silencio.
Pablo d'Ors.
Ed. Siruela, 2015