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-Sí, algunas personas sugieren que la cólera, el odio y otras emociones negativas son naturales e inamovibles. Pero eso es erróneo. Todos nosotros nacemos en un estado de ignorancia. La ignorancia, por lo tanto, también es natural. Pero, a medida que crecemos, adquirimos conocimientos a través de la educación y el aprendizaje, disipamos la ignorancia. Sin embargo, si permaneciéramos en un estado de ignorancia, sin desarrollar nuestro aprendizaje, no seríamos capaces de disipar la ignorancia. Del mismo modo, mediante una formación adecuada podemos reducir gradualmente nuestras emociones negativas y ampliar nuestros estados mentales positivos, como el amor, la compasión y el perdón.
-Pero si esas emociones forman parte de la psique, ¿cómo podemos tener éxito a la hora de luchar contra ellas?
-Para ello es útil saber cómo funciona la mente humana -contestó el Dalai Lama-. La mente es muy compleja y muy habilidosa. Es capaz de encontrar muchas formas de afrontar una gran -variedad de situaciones. Para empezar, tiene capacidad de adoptar diferentes perspectivas.
»En la práctica budista se utiliza esta capacidad en meditaciones en las que se aíslan mentalmente diferentes aspectos de uno mismo, para luego establecer un diálogo entre ellos. Tenemos, por ejemplo, la meditación para intensificar el altruismo, en la que se establece un diálogo entre la actitud egocéntrica y la actitud de progreso espiritual. Por tanto, y a pesar de que rasgos negativos como el odio y la cólera forman parte de la mente, podemos embarcarnos en la tarea de tomarlos como objetos externos y combatirlos.
»A menudo nos encontramos en situaciones en las que nos censuramos, y nos decimos: "Me he defraudado a mí mismo", y nos enfadamos. Así que también en esas ocasiones entablamos un diálogo con nosotros mismos, aunque en realidad seamos siempre un solo individuo. A pesar de ello, tiene sentido criticarse, enojarse con uno mismo, como todos sabemos por experiencia propia.